Que puedo decir de Victoria y Jose, pues que son super naturales, que tenían muy claro cuál iba a ser el objetivo de esta gran celebración dirigida con sumo cuidado y mimo por las chicas de Tul y Chocolate en la finca El Bancalito de San Miguel de Salinas y no era otra la meta que la de disfrutar a tope de su gran día, sin tener que estar preocupados del tiempo, del fotógrafo de boda y sí de pasarlo en grande junto a sus amigos.
Una de las mejores decisiones tomadas por la pareja fue la de concentrar todo el evento, desde los preparativos hasta el baile en el mismo lugar. La Finca el Bancalito está situada a pocos kilometros de San Miguel de Salinas, una finca con olor a azahar por la cantidad de naranjos que la rodean.
El día salió despejado, con un sol de invierno que no es que calentase mucho pero hacía su papel, protagonismo repartido a partes iguales con una caprichosa brisa que pudo hacerse notar en momentos puntuales, sobre todo durante la ceremonia.
Esos momentos de preparativos fueron disfrutados por Victoria junto a su hermana, su madre y su sobrina Julieta, en la habitación Canela que dispone la propia finca para que las parejas se puedan preparar allí mismo y así aprovechar al máximo el tiempo evitando los desplazamientos. Vestido increíble de Rubén Hernández, marcando una clara tendencia con estrellas que Victoria supo complementar perfectamente con un tocado de La Pajarita que casaba perfectamente para la ocasión. El color grana fue el elegido como principal para los detalles, desde los zapatos, pasando por la lazada del impresionante ramo, incluso la decoración general estaba perfectamente rematada en este color. Gran trabajo el que realizó Cristina Jiménez en lo que a peluquería y maquillaje se refiere con Vicky y su familia más cercana.
Instantes después aparecía Jose por El Bancalito, donde aguardaban su hermano y su cuñado para vestirse, con un corte más que moderno y unos detalles de lo más personales con gemelos de Superman, ya que Jose es fan de los comics de superhéroes y del cine comercial. Pero sobretodo de su gran pasión, el submarinismo, vocación que le ha llevado a tener su propia escuela de buceo. De hecho, el ritual escogido por la pareja fue el de juntar en un mismo recipiente arena de sus 2 tierras principales, la de Jose recogida de las profundidades, aproximadamente a unos 44 metros bajo el mar.
Sinceras palabras las de sus hermanas recordando grandes momentos vividos junto a la pareja, no faltaron los más emotivos, alguno que otro más difícil, pero sobretodo los divertidos, con la gran nota de humor aportada además por su cuñado Quinin, el cual ejerció de ceremoniante.
En definitiva una fiesta y celebración disfrutada por todo lo alto, disfrutando del menú ofrecido por Catering Dalua, con su ya especial milhoja, sin duda un día para recordar el resto de sus vidas.
Espero que este reportaje de boda en la Finca el Bancalito os emocione como a mí.